El llagar

CONSTRUCCIÓN, UBICACIÓN Y ORIENTACIÓN.-

Se daba a la construcción del llagar – bien de litoral o tierra adentro – vistas al Cantábrico, a fin de evitar las corrientes cálidas del viento Sur o los calores del Mediodía. Además, y anterior a la hegemonía del ladrillo, los antiguos, que no reparaban en fierro para mazar granito, levantaban paredes tan gruesas y herméticas que permitían la obtención de temperaturas frescas y constantes en el interior de los Llagares.

BODEGA.-

Previas estas condiciones, el llagar podía servir de bodega y bebetorio. En este último caso, y antes de la colonización chigrera, en las aldeas y casas rurales asturianas, se convertía el llagar en local social, en donde tanto se remojaba el gaznate como se ejercitaba el uso de la parpayuela. Tales hábitos, aparte de su frecuencia, en no pocas ocasiones revestían caracteres olimpiacos, prolongándose tanto el ritual como la propia naturaleza de los iniciados permitiese. Aparte algunas tayuelas que para estas ceremonias se preveían, el lagar debe de ofrecer capacidad suficiente para la ubicación de la prensa, los toneles, y cuantos objetos se precisasen para la fabricación de la sidra.

LOS CANIGÚS.-

La manzana, durante el periodo que precede a su mayao, se almacenaba en el canigú, local que para la buena conservación del fruto debe de estar libre de humedades y permitir una buena ventilación. En general, este tipo de almacenes se construían anexos al lagar o inmediatamente superpuestos al techo del mismo.