Les Pipes y otros utensilios del Lagar

EL TONEL.-

            El tonel y les pipes son los envases destinados a la fermentación de la sidra del duerno. La sidra una vez hecha, debe embotellarse. Como ya advertí en el prólogo, solo describo los procesos de la fabricación de la sidra dentro de la quintana, donde tan solo se procuraba satisfacer la demanda casera. Por tal motivo y por razones pertinentes a su manejo, se utilizaban pipes o barricas de pequeñas capacidades.

CUIDADOS DE LOS TONELES Y LES PIPES.-

            Antes de usarse les pipes, conviene apretar bien los aros que los rodean si estuviesen holgados (debido a la contracción de la madera durante el tiempo en el que hubiesen permanecido vacíos). Igualmente debe comprobarse que las maderas no presentan huecos o fisuras por la que más tarde pudiese escapar el líquido. Para subsanar el defecto, si lo hubiese, estos agujeros o fisuras se atascan con estopa y a continuación, mediante una espátula u objeto apropiado, se aplica en caliente una mezcla de sebo y resina, La función del sebo consiste en evitar que la resina, una vez fría, se cuartee. Este pringue se utiliza también para el cierre hermético de les compuertes o portillas de los grandes toneles o pipes.

            Para la limpieza previa, el tonel se escalda con agua, algunos lagareros usaban sidra hirviendo. Si les pipes fuesen nuevas, al hervido se le añade una porción de ceniza. Las barricas modernas suelen venir parafinadas en el interior, por lo que no se deben lavar con agua caliente, pues se derrite la parafina. Cuando la sidra se retire, basta con un buen aclarado de agua fresca; ahora bien, si la pipa va a permanecer largo tiempo vacía, se debe  prevenir la aparición de mohos en sus paredes interiores, pues estos inquilinos son muy capaces de proporcionar a la sidra un peculiar sabor que se conoce como mugor. La cría de mohos se evita introduciendo una mecha azufrada dentro de los toneles pequeños, y en los grandes se mete por la compuerta un recipiente con azufre. La operación requiere esmero, ya que si cayesen gotas o residuos de este producto sobre las paredes del tonel, es muy probable que en su interior se produzca y aparezca ese apestoso ácido sulfhídrico, fácil de reconocer por aquellas pituitarias que hubiesen tenido ocasión de toparse con un huevo podrido.

OTROS UTILES DEL LLAGAR.-

            En los antes, entres y despueses de que la prensa haya exprimido el zumo y les pipes lo hubiesen recibido, median una serie de operaciones para las cuales el lagarero debe estar provisto de cuantos útiles le sean propios. Útiles que, para su confección –experiencias y sabidurías así lo aconsejan – sólo se debe utilizar la madera. Para pañar y manipular la manzana se utilizan les maniegues, macones paxos, que se hacen con listones planos de banielles (varas de avellano).

El pisón es un duernu que con frecuencia se tallaba en una gruesa rolla de castaño y recibía la forma de un gran recipiente rectangular.

Se usaban para triturar dentro de él, la manzana. El duernu no es un artefacto específicamente lagarero, a pesar de que en algunas localidades (al menos hoy día) aparezca únicamente relacionado con los trajismos. Los duernos pueden ser de piedra para moler el grano, o bien de madera para salar el gochu. Además del pisón, existe dentro del llagar el duernu donde se recoge el zumo de la manzana exprimida, probablemente de más antigua utilización que las tinas, pues de siempre se conoce como sidra del duernu los primeros zumos exprimidos.

Para triturar la manzana dentro del duerno-pisón, se utilizan los mayos, cachiporras de madera provistas de un mango incrustado dentro de un grueso taco de madera de forma tronco-cónica, que muchos lagareros lo hacían de madera de manzano.

Para manejar la pulpa se utilizan palas también talladas totalmente en madera. Del mismo material eran los recipientes con los que se recogía la sidra del duernu, a modo de jarras que reciben el nombre de zapaques o zapicas, y se construían de una sola pieza de madera.

De la zapica se iba la sidra a les ferrades, especie de cubo construido con tablas que se sujetaban con aros de metal, y servían para verter el líquido dentro de los toneles, previo embudo, que bien se tallaba en una sola pieza o bien se recurría al sistema de fabricación de les ferrades.

A falta de coladores idóneos, sobre el embudo se colocaba un manojo de pajas.

Los únicos objetos, que por sus propias características y el oficio a que se les destinaba, no se construían en madera, eran les pales cuchilles con las que se efectuaban los cortes de la magaya. Las palas, planas y bien afiladas, se usan para los cortes donde la magaya se recoge dentro del cajón, y las cuchillas, que normalmente se sacaban de la hoja de una guadaña, en los cortes donde la magaya se envuelve entre paja.

Y ya, como colofón típico, la madreña. Al realizar los cortes o siempre que, por razones de oficio, el calzado pudiese tener contacto con pulpas o magayas (sobre todo cuando estas se pisaban o aplastaban para hacer el pie) el lagarero debía proveerse de unes madreñes de pisu. Consistía el invento, en anexionar a la madreña un suelo de tabla- o goma si la hubiese.